Hoy os quiero contar una anécdota.
Nota: Si alguien se siente identificado en esta historia que no se preocupe porque me dio una gran lección y ¡le estoy muy agradecido!
Hace algún tiempo vino un músico a mi taller para que le fabricara una boquilla a medida. Tenía varios problemas, el más evidente y que repercute en muchos aspectos, era la falta de aire: cogía poco aire y creo que aún tiraba menos y con poca presión. Esto repercute en casi todo al tocar. La articulación y el picado eran lentos y le costaba mucho la flexibilidad.
Empezamos a trabajar, pero, como no todo lo podíamos solucionar con la boquilla, nos centramos en solucionar el problema de la falta de aire:
Cerramos pasos del aire, buscamos encajar la presión que él realizaba con la resistencia de la boquilla y el instrumento y ¡misión cumplida! mejoramos la articulación y el sonido era más grande ya que el poco aire que tiraba se convertía en sonido. Así que todo bien y el músico contento.
Quedamos para otro día para que yo pudiera terminar la boquilla, darle el baño de plata etc., hasta aquí todo normal, pero ¡aquí viene lo bueno!
El día que quedamos para recoger su boquilla, se presentó con otro amigo que también tocaba el trombón. Al darle la boquilla, él se la pasó a su amigo para que la tocara i me dijo que quería escuchar como sonaba su boquilla desde fuera.
Por un momento quedé un poco sorprendido, y por qué no decirlo, ¡algo perplejo! ¿Le fabrico una boquilla personalizada a un músico y trae a otro para que la pruebe? Para ver como sonaba desde fuera su boquilla?
El amigo, al contrario que el músico al que le fabriqué la boquilla, tiraba muchísimo aire al tocar, y lógicamente ¡la boquilla no le funcionaba!
Pude reconducir la situación explicando los motivos del porqué a él no le funcionaba bien esa boquilla, ya que se había fabricado a medida para su amigo que tiraba poco aire, etc.,etc.,etc. Pero me quedo con la anécdota de que estuvimos trabajando con el músico (el que tiraba poco aire) unas dos horas y no entendió nada de lo que estábamos haciendo.
Tras unos días de reflexión…Lo primero que hice fue comprar una pizarra y colgarla en la pared del taller, para a partir de entonces poder explicarle al músico con todo detalle lo que estamos haciendo para mejorar su boquilla.
Una nueva lección que me lleva a una palabra en japonés que me gusta mucho: “KAIZEN”.
改 (kai) significa “cambio” o “la acción de enmendar”.
善 (zen) significa “bueno” o “beneficioso”.
La traducción es algo complicada pero se puede interpretar como “cambio a mejor” o “mejora constante”.
Yo no pienso parar de aprender y mejorar día tras día, y si en el camino os puedo ayudar también a vosotros ¡será misión cumplida! Espero que vosotros tampoco dejéis de aprender ni un solo día.
Amigos y amigas, mucha música y KAIZEN